Un volcán en mi salón
Confieso que, aunque parezca mentira por la temática de este
blog, no soy yo muy de manualidades. Sí de pensar en cómo reconvertir objetos para darles otro uso del original, pero no tanto de las cosas de recorta y pega o moldea. Sin embargo,
como ya te decía hace tiempo aquí (demasiado), antes yo era una y ahora soy otra que cada día se descubre amando cosas en las que antes ni
había reparado.
Si sois madres o padres, seguro que en estos días habéis recibido
tantas propuestas de actividades, os habéis auto agregado a tantos grupos de Telegram
cuyo nombre empieza por “Jugar con niños”, os habéis dado de alta en tantas
aplicaciones nuevas que, como yo, estaréis a punto del colapso al ver cientos de mensajes sin leer cada vez que cogéis el teléfono. Pues yo, después
de ver algunos vídeos que me han dado socorridas ideas, y en diagonal las fotos
de padres desconocidos que nos muestran ideas estupendas de lo que hacen con
sus hijos, he decidido dejarme llevar por las ideas de mis amigas madres y echar
un vistazo a mis listas de actividades pendientes que siempre he querido hacer
con m y no había podido, así que, he silenciado los grupos y me he puesto manos
a la obra con las manualidades.
Con todos ustedes: los volcanes.
Desde que estuvimos en La Palma, m siente una absoluta
fascinación por los volcanes. No deja de darle vueltas a cómo llegará el magma
al cráter y cuando hace un agujero en la tierra, nos pregunta si estaría cerca
de donde sale la lava. Como tanto el otro progenitor como yo no somos ni
expertos ni siquiera aficionados a la geología, en aquel momento echamos mano
de Zamba y el niño que lo sabe todo, que no sé si lo sabe todo, pero
lo que sabe lo explica muy bien. Después, ya de vuelta en casa, vinieron los
libros sobre el origen del universo. Y aunque de esto hace ya más de un año, el
interés ha seguido creciendo, así que en mi recámara de cosas que hacer, tenía
algún enlace de cómo dejar boquiabierto a un niño que, además, últimamente está
muy empeñado en hacer experimentos, a ser posible, que exploten.
Proceso creativo
Premisas: Buscarle el lado positivo al confinamiento.
Materiales:
- Plastilina
- Vaso de papel
- Vaso y plato desechables o que no uses (los nuestros son de una vajilla infantil de melamina que nunca llegamos a usar)
- Bicarbonato
- Colorante alimenticio
- Vinagre
Proceso:
En primer lugar, cortamos el culo del vaso de papel para
utilizar el espacio que tiene como base para echar el bicarbonato porque el de
metacrilato tenía la base lisa. A continuación, lo pusimos en el culo del vaso
de metacrilato (ambos encajaban perfectamente). Como la plastilina que teníamos
estaba un poco dura (veréis, además, que tiene diferentes colores y que la
montaña es verde en lugar de marrón ;)), la metimos 15 segundos en el microondas
para poder moldearla bien, y con ella forramos el vaso dándole la forma de una montaña.
Después ya sólo tuvimos que echar un poco de bicarbonato, el
colorante, el vinagre y ¡voilá!
M alucinó tanto que siguió echando bicarbonato, colorante y vinagre hasta que terminó el bote del primero. Así que nos ha quedado un auténtico volcán que no estoy segura de que no vuelva a entrar en erupción porque el confinamiento será largo y nos hemos hecho con un paquete muy grande de bicarbonato, por lo que pueda pasar.
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